Eran las 17.30, hora de Perú, y Rodolfo Bollero estaba en plena "siesta" reparadora luego de iniciar el día muy temprano, para correr la primera etapa del Rally Dakar 2013. Fue cuando sonó el teléfono por un llamado desde la redacción de LG Deportiva. Ante el primer ensayo de disculpas, el único tucumano en carrera no se hizo dramas. "Todo bien. Siempre es lindo escuchar que la gente del diario me llama. Me permite mantener vivo el contacto con el público", dijo, antes de contar sus vivencias del comienzo de la aventura.
"Fue un tramo corto, lindo, para entrar en ritmo. Salí a pasear, a dar la vuelta, no tenía sentido golpearme. Ahora viene lo más duro, lo que todos vinimos a buscar, arena y más arena", sostuvo.
El día de Rodolfo comenzó a las 5.45. A eso de las 6.15, junto con todos los integrantes del equipo desayunaron, se dieron el aliento final previo a la salida y después cada uno a hacer su trabajo. El piloto hizo el enlace entre Lima y Pisco, y al llegar a esta última localidad, efectuó el especial de 13 kilómetros, culminando en el puesto 112. Dejó la moto en la asistencia y debió oficial de rescatista de las camionetas de su propio equipo, que habían quedado enterradas en la arena. "Hice horas extras, jaja", dijo con onda. Después, hubo almuerzo (revuelto de huevo, arvejas y salchichas para todos, luego ensalada de atún con arroz y ensalada de fruta de postre) y posteriormente llegó la "siesta", interrumpida pero siesta al fin.
Anoche, antes de irse a dormir (hoy estaba previsto levantarse a las 6.30), a Bollero le hicieron masajes y una sesión de electroestimulación en el hombro. Hizo el brifing, cenó pescado con pasta y se fue a dormir a la medianoche. "Hoy hay mucho por hacer", cerró.